OPINION

Después de la primera cumbre cibernética México-EU, el presidente estadounidense Joseph Biden envió al mundo dos claros mensajes de sus prioridades de dominación: la evaluación 2020 de la DEA (narco y crimen organizado) y la orientación estratégica provisional de seguridad nacional. Ambas definen una ruptura con su antecesor Donald Trump, aunque en realidad revelan una preocupante continuidad de superioridad imperial.

La evaluación de la DEA no tuvo variaciones a la última de 2018: advertencia de las drogas químicas, el efecto criminal del fentanilo mexicano y los cárteles mexicanos que siguen manejando el mercado al menudeo de droga dentro de territorio estadounidense. De nueva cuenta la DEA establece sus dos objetivos: el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán y el Cártel Jalisco Nueva Generación de Nemesio El Mencho Oseguera Cervantes.

La estrategia de seguridad nacional ÔÇôes preliminar, pero la definitiva no tendrá variaciones sustancialesÔÇô confirma el mensaje de Biden en la Conferencia de Seguridad de Munich de que EU está “de regreso” al juego mundial y llega a “liderar al mundo”.

A diferencia de Trump que basaba la seguridad nacional en la consolidación del modelo económico, ahora Biden abre el paraguas autoritario militar de seguridad nacional y señala que “los intereses nacionales vitales de Estados Unidos” como prioridad e “indisolublemente ligados” al destino de sus más cercanos vecinos. Así, la Casa Blanca “ampliará su enfoque de imponer “su” prioridad en las alianzas con Canadá y México. La clave de la seguridad nacional estadounidense seráÔǪ Estados Unidos: “defender y nutrir las fuentes subyacentes de la fuerza estadounidense, incluidas nuestra gente, nuestra economía, nuestra defensa nacional y nuestra democracia”.

Así que hay que prepararse: EU regresa a imponer su fuerza en el mundo, México incluido.

Zona Zero

  • La evaluación de la DEA reconfirma la tesis marcada por el Gobierno demócrata de Obama: el concepto de “organizaciones criminales transnacionales” y el derecho de la Casa Blanca de intervenir en los países sede de los cárteles, con o sin la autorización de los gobiernos. Con permiso o sin permiso del Gobierno mexicano, la DEA seguirá operando bajo el criterio de que las autoridades mexicanas son cómplices del crimen organizado y por lo tanto no son confiables para el intercambio de información.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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