OPINION

En los juegos de equilibrios de poderes reales en Estados Unidos, la exoneración del expresidente Donald Trump en su segundo juicio político significó una tremenda derrota para la reina demócrata Nancy Pelosi y le redujo más el estrecho margen de maniobra al Gobierno del tibio Joseph Biden.

Pero en realidad, la gran victoria política de Trump estuvo en el fortalecimiento, por rebote natural, de los grupos ultraderechistas violentos en modo de milicia legal armada que fueron la alerta demócrata en el enjuiciamiento, porque también salieron exonerados.

El fortalecimiento de la derecha no controlada en EU va a profundizar las llamadas por el sociólogo Enzensberger como “guerras civiles moleculares” en las calles estadounidenses.

El efecto en México de la victoria de Trump no será tangible en el corto plazo ni en puntos concretos, sino que el Gobierno de Biden tendrá que buscar la alianza mexicana. Y como el presidente López Obrador encontró en el modelo de aislacionismo de Trump un carril para lograr autonomía relativa, ahora la agenda de seguridad nacional de Biden hacia México tendrá que ser más colaborativa y menos conflictiva.

Los anti Trump en una parte de la diplomacia mexicana -como la embajadora Martha Bárcena, ya de baja-, también perdieron con sus presiones para obligar a México a confrontar a Trump, inclusive defendiendo más las posiciones imperiales estadounidenses que las intenciones nacionalistas del Gobierno lopezobradorista.

La revalidación de las corrientes racistas, supremacistas, antiinmigrantes de Trump van a exigir al Gobierno de Biden mayores acuerdos y entendimientos con México. Las buenas relaciones del canciller Marcelo Ebrard con el entorno de Trump van a servir para posicionar mejor los intereses de México frente al optimismo desinflado de los halcones de seguridad nacional de la Casa Blanca de Biden.

 

Zona Zero

  • El cargamento de droga del Cártel de Sinaloa decomisado por la policía de Ciudad de México prendió el foco de alarma aquí y en EU. Se trata de la organización de El Chapo que opera sobre todo su hijo Ovidio Guzmán López, un objetivo en la mira de la DEA y responsable del acto terrorista de octubre de 2019, de amenazar con estallar camiones en zonas habitacionales militares para dejarlo en libertad. La reacción de Ovidio al decomiso será más agresiva que la crisis en Culiacán.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.