La divisa del poder
Por: Adrián Trejo
Correo: engranev@yahoo.com.mx // Twtter: @adriantrejo

Las elecciones del domingo pasado tuvieron una participación de apenas 23% promedio del padrón electoral.

Y siempre, cuando la abstención alcanza esos niveles, el partido beneficiado es el que gobierna.

El fenómeno está estudiado y no tiene que ver con el hecho de que se trató de una elección de alcaldes y diputados locales y dos gobernadores.

Morena ganó sin arrasar, como presume Yeidckol Polevnsky, y el PAN, aunque perdió las dos gubernaturas en juego ÔÇôBaja California y Puebla-, aumentó su porcentaje de votos.

¿Qué pasó en esta elección para desalentar la participación ciudadana de tal manera?

Los partidos políticos no convencen, los ciudadanos están votando por personajes.

En el caso de Morena, es evidente que Jaime Bonilla Valdez aprovechó en su beneficio el cargo de superdelegado federal que le regaló López Obrador.

Bonilla tenía en campaña casi desde que se confirmó la victoria en la elección presidencial del tabasqueño; tuvo a su favor, además de la exposición mediática y el presupuesto federal, el hecho irrefutable de que el gobierno de Kiko Vega había sido de los peor calificados, incluso por la cúpula del PAN.

La victoria de Bonilla estaba en el presupuesto panista, pero no así la pérdida de cinco alcaldías, entre ellas la capital Tijuana.

Lo de Miguel Barbosa en Puebla era un jonrón cantado; el PAN se quedó con la capital y los municipios conurbados, pero perdió una gubernatura emblemática por muchas razones.

Independientemente de estos resultados, las dirigencias de los partidos, incluido Morena, tendrán que revisar a conciencia si este nivel de abstencionismo (77%) es la fotografía de lo que la ciudadanía piensa de ellos.

Y de los políticos.

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El PRI, una vez avanzado el recuento de los votos, sufrió una de sus peores derrotas electorales, pero salvó el registro local en los seis estados.
Los estados en los que había focos rojos por la posibilidad de perder el registro eran Baja California, Aguascalientes y Quintana Roo.

Al final lo mantuvieron, y con ello se dan por satisfechos.

Ahora a lo que sigue, a publicar la convocatoria para la elección de su nuevo presidente que, si no cambian de opinión, ocurrirá en septiembre.

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La salida de Guillermo García Alcocer de la presidencia de la Comisión Reguladora de Energía era cuestión de tiempo.

Su desencuentro con López Obrador fue histórico, y aunque hubo una reunión para dirimir diferencias, sólo fue para la foto.

López Obrador nunca dejó de investigarlo y, dicen sus allegados, de hostigarlo hasta obligarlo a renunciar ayer.

Con esta renuncia, la CRE queda a la disposición del Ejecutivo, aunque se diga que es un órgano autónomo, pues ya se sabe que los comisionados nuevos integran el equipo de Morena.

A ver.
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Por cierto, López Obrador no perdió ayer la oportunidad de seguir dividiendo al país.

En un tuit de su cuenta oficial, dio a conocer una carta que él envió al empresario Alberto Baill├¿res en respaldo a su posición en contra de la amenaza de Trump de imponer aranceles a las exportaciones nacionales.

El Presidente se jactó en su cuenta que “ricos y pobresÔÇÖÔÇÖ le han manifestado su respaldo.

Pero qué necesidad, pues.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.

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