La divisa del poder
Por: Adrián Trejo
Correo: engranev@yahoo.com.mx // Twtter: @adriantrejo

El Gobierno federal anunció la semana pasada que al finalizar este mes habría 52 mil efectivos de la Guardia Nacional (GN) para combatir a la delincuencia organizada, el principal problema de nuestro país.

Sería la primera generación, adelantó el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo.

Sin embargo, buena parte de esa “primera generaciónÔÇÖÔÇÖ de miembros de la Guardia Nacional ya se ocupan en la estrategia para contener la migración de centroamericanos que quieren llegar a Estados Unidos atravesando México.

Las gráficas que se presentaron ayer en la conferencia mañanera del presidente López Obrador son representativas de cuál es el problema real que preocupa al Gobierno.

Según estas gráficas oficiales, el Gobierno destinó hasta el momento a 25 mil elementos de las fuerzas federales ÔÇôentre militares, Guardia Nacional y Policía federal- para aplicar la política de contención de la migración ilegal.

Es decir, casi la mitad de la que sería la primera generación de la GN.

De estos 25 mil elementos dedicados a detener migrantes ÔÇôel lenguaje oficial dice “rescatarÔÇÖÔÇÖ-, 10 mil 500 se encuentran en el sureste del país.

Dos mil en la línea fronteriza entre México y Guatemala, dos mil más en la zona del Istmo de Tehuantepec y seis mil 500 en las rutas de internamiento, es decir, entre Chiapas y Veracruz, pasando por Oaxaca y Tabasco.

La nota es que hay otros 15 mil elementos de las fuerzas federales, entre militares y la GN ÔÇôque para el caso son lo mismo-, destacados en el norte del país.

La oferta original del Gobierno mexicano al de Estados Unidos había sido enviar a seis mil elementos para la contención de la migración procedente de Centroamérica, pero hemos sido cuatro veces más generosos con el vecino.

La pregunta clave es si ese ejército desplegado para la contención migrante sólo tiene esa encomienda o también será utilizado para combatir a la delincuencia organizada y a la delincuencia común.

Porque tanto personal dedicado sólo a complacer a Trump sería un desperdicio de tiempo y recursos.

Todo, para que en 30 días el empresario convertido en Presidente le ponga una estrellita en la frente a nuestro Gobierno.

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El Gobierno federal está dispuesto a poner en la mesa la cabeza del comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, a cambio de tranquilizar las aguas entre los miembros de la Policía Federal enviados a la frontera sur.

Como sabe, Garduño llamó fifís a los policías federales que se quejaron por las pésimas condiciones en las que se encuentran las instalaciones en donde deben acuartelarse.

Las imágenes de tales instalaciones provocan náusea.

Y aún así, Garduño dijo que los federales querían hoteles y bufet porque eran “fifísÔÇÖÔÇÖ.

Ayer los familiares de esos policías protestaron en Palacio Nacional, y como el valiente comisionado Garduño no ha salido ni siquiera a ofrecer una disculpa, se dice que es porque le están preparando el cadalso.

A ver si es cierto.

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Mal le ha ido al presidente López Obrador en las redes sociales después de su afirmación categórica de que el sargazo no era un problema en Quintana Roo.

Independientemente de que se le cuatrapearan las cifras ÔÇôcomparar las toneladas de desechos que se recolectan en la CDMX con lo que se recolecta de sargazo en la entidad fue un desatino-, las cifras de la caída de las reservaciones en Cancún, que es la joya turística del país, deberían ser suficientes para alarmar al Jefe del Ejecutivo.

Y más cuando el turismo será la primera actividad generadora de divisas para el país, luego de la caída de la industria petrolera.

Sí es una emergencia.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.

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