Los numeritos
Por: Enrique Campos
Twitter: @campossuarez

Donald Trump tiene la certeza de que la mejor negociación que puede hacer es aquella donde él gana y los demás pierden. El Presidente de los Estados Unidos no tiene en su entender un acuerdo en donde todas las partes obtengan una ganancia

Ese estilo tan agresivo de negociar le dejó a Trump en su vida empresarial bancarrotas y deudas fiscales, pero en la Presidencia del país con la economía más poderosa del mundo puede provocar un desastre económico global.

Estamos en medio de una guerra comercial que ya toma tintes muy preocupantes, cuando hablamos de cientos de miles de millones de dólares en represalias comerciales entre Estados Unidos y China.

Y México no sólo resiente los efectos, sino que es parte del conflicto.

Es un hecho que el presidente Donald Trump estuvo muy cerca de cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) recién iniciaba su administración.

Si no ocurrió así fue, en buena medida, por la movilización de los sectores productivos estadounidenses que le hicieron ver al equipo cercano al Presidente el nivel de suicidio comercial que implicaba terminar así la relación.

Pero también tocó en el ánimo de la Casa Blanca el hecho de que, en el momento en que Estados Unidos se aprestaba a dejar sueltos los cabos comerciales norteamericanos, los chinos mostraron su interés en rescatar de esa orfandad comercial a mexicanos y canadienses.

Cuando Trump entendió los coqueteos con el Gigante Asiático, reconsideró con más seriedad el rompimiento del lazo comercial.

No es casualidad que una de las cláusulas más controversiales del nuevo acuerdo comercial, que debería sustituir al TLCAN, a ése que llamamos arbitrariamente T-MEC, tiene una cláusula que impide alianzas comerciales con los chinos.

El artículo 32.10 de este acuerdo, redactado por la delegación estadounidense, no escatima en prometer sanciones al que se alíe con un país que no tenga economía de mercado.

Ese escudo protector norteamericano animó al atrabancado Presidente estadounidense a lanzarse con todo contra los chinos. Y pues en esas andamos, en medio de una guerra comercial que tiene consecuencias financieras como las que vimos ayer en los mercados. Pero que promete peores episodios para el resto de la economía.

El problema es que el T-MEC duerme en los congeladores del Congreso estadounidense.

Antes de que Trump perdiera su mayoría republicana en la Cámara de Representantes se lo advirtieron hasta el cansancio: apúrese, Presidente, que llegan los demócratas.

Se tardaron las negociaciones y hoy dominan los intereses y los tiempos políticos. Y que no quede duda que no hay ambición más grande y acariciada por la oposición de Trump que verlo fracasar en la economía, donde hasta ahora ha creado un ambiente de crecimiento extraordinario, pero sostenido con alfileres.

La lógica indica que mientras Estados Unidos esté en guerra comercial con los chinos, no les conviene romper el vigente TLCAN, mientras logran la aprobación del T-MEC. Eso es una especie de garantía para México.

Pero ya sabe que con Trump nada es seguro.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.

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