CUBA.- A mediados de abril se celebrará en Cuba el VIII Congreso del Partido Comunista. Será el primero desde que falleció Fidel Castro, el histórico líder revolucionario de la isla, quien fue relevado en la presidencia de la nación caribeña en 2008.

Su hermano Raúl ocupó ese puesto durante una década, hasta que cedió el poder al actual mandatario, Miguel Díaz- Canel.

Si bien podemos hablar de dos etapas importantes, el retiro de Fidel y luego el de Raúl, cuando se trató como un relevo generacional (Díaz-Canel tiene 60 años, Raúl Castro, 89), el próximo Congreso podría significar una tercera en la evolución histórica de Cuba.

Adiós al partido

Raúl Castro anunciará su jubilación y dejará vacante la dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC).

¿Eso representa un cambio sustancial para el régimen o solo el cambio de un equipo bajo las mismas directrices?, se le preguntó al investigador Adalberto Santana.

“La revolución cubana no se acaba”, acota tajante el ex director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM, “es más, el punto central del Congreso es la nueva etapa, con la presidencia de Díaz-Canel y los miembros históricos de esa revolución, que siguen al frente del proyecto político.

Evidentemente hay un cambio generacional, pero en el caso cubano, uno de sus principales retos sigue siendo el bloqueo económico estadounidense”.

Otro punto relevante, señala, será la forma en que se incorpore el proyecto socialista en la era de la globalización bajo las condiciones pandémicas que atraviesa el mundo por el Covid-19.

Y es que además de que Cuba ha sido uno de los países que mejor ha sorteado la pandemia (73 mil casos y 417 muertes), desarrolla varios proyectos de una vacuna.

“La ayuda de los médicos cubanos a 40 países hacen ver la fortaleza de un sistema de salud y es un ejemplo para el mundo”, señaló el académico.

Socialismo ¿de raíz?

En resumen, Cuba seguirá siendo socialista, pero especialistas señalan que la legalidad constitucional limitará a la ideología y podría forzar la apertura política.
En abril de 2019 se aprobó una nueva Constitución, que defiende el carácter irreversible del socialismo en el país.

Es “hija de su tiempo y refleja la diversidad de la sociedad”, dijo entonces Raúl Castro.

A diferencia de su antecesora, aprobada por unanimidad en 1976, la nueva Carta Magna recibió la aprobación de 78.3% del sufragio popular, y 22% de rechazo o abstención, un alto nivel en el contexto cubano.

Sin embargo, en los últimos meses, artistas, intelectuales y otros sectores de la sociedad civil han empezado a exigir derechos y libertades en el país.

Ante estos reclamos, se espera que el nuevo equipo impulse una reforma política del Estado para gestionar con efectividad las tensiones que se manifiestan en la sociedad. Y es que al menos en teoría, la Constitución permite desconcentrar el poder del Presidente.

Por cierto, la vacuna

Apenas esta semana se informó que 124 mil trabajadores de la salud reciben en Cuba la vacuna Abdala, el segundo antígeno experimental contra el Covid-19 que la isla prueba en grupos de riesgo.

Se trata de la Fase 3 del antígeno, que se realiza en las ciudades de Santiago de Cuba, Guantánamo y Bayamo.
También han iniciado amplios estudios con la vacuna experimental Soberana 2, en fase última de ensayos clínicos y la más avanzada de la isla.

Uno de estos estudios de intervención abarcará a 150 mil trabajadores de la salud voluntarios y el otro a 1.7 millones de habitantes voluntarios.

 

Con información de: Redacción