Los investigadores Patrícia Penerová y Love Dalén, con un colmillo fosilizado de mamut. GLEB DANILOV

Un equipo internacional de científicos halló muestras del ADN que datan de hace un millón de años, el más antiguo hasta la fecha.

Las muestras genéticas más antiguas secuenciadas hasta la fecha proporcionan nuevas claves sobre la historia evolutiva y la adaptación a climas extremos de estos grandes mamíferos.

El ADN proviene de los restos de dos mamuts que vivieron hace más de un millón de años en el noreste de Siberia. Además, el hecho de que ambos ejemplares perteneciesen a subespecies diferentes, unido al hallazgo de un tercero que vivió hace unos 620 mil años, ha permitido reconstruir una parte importante de los orígenes evolutivos de la especie y explorar cómo el animal más emblemático de la megafauna del pleistoceno se adaptó a los climas extremos. Los resultados se publican este miércoles en Nature, expuso El Mundo.

La datación de los dientes hallados bajo el permafrost siberiano apunta a que las muestras (designadas como Krestovka y Adycha, por las zonas en las que fueron encontradas) tienen una antig├╝edad de alrededor de 1,65 y 1,34 millones de años, respectivamente.

Los análisis de sus genomas mostraron que el ejemplar más antiguo pertenece a un linaje desconocido hasta ahora.

“Eso nos sorprendió completamente; todos los estudios anteriores indicaban que en ese momento sólo había una especie de mamut en Siberia, el llamado mamut estepario”

afirma el autor principal del estudio, Tom van der Valk, investigador del Centro de Paleogenética de Estocolmo. “Pero nuestros análisis de ADN muestran que había dos linajes genéticos y creemos que pueden representar especies diferentes”.

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Encuentran el ADN más antiguo del mundo en dientes de mamut

Los autores creen que el mamut de Krestovka divergió de las otras especies hace entre 2,66 y 1,78 millones de años y que fue el antecesor del mamut colombino, que vivió durante la última glaciación en Estados Unidos y el sur de Canadá y que sería en realidad un híbrido entre el mamut lanudo y este nuevo linaje. Los investigadores sugieren también que los mamuts de Krestovka fueron los primeros en colonizar Norteamérica, hace unos 1,5 millones de años.

Por otro lado Adycha y la tercera muestra (hallada en Chukochya) proceden de la línea genética que dio origen al mamut lanudo. De hecho los autores creen que el ejemplar más joven podría ser uno de los primeros de esta icónica especie, que posteriormente se extendería por Alaska y Canadá.

El estudio aporta además nuevos datos en la evolución que permitió a los mamuts aclimatarse al frío; la mayoría de las adaptaciones se produjeron de forma lenta y gradual a lo largo del tiempo, no en eventos repentinos.

“En torno al 85% de las adaptaciones típicas del mamut lanudo estaban ya presentes en Adycha, hace más de un millón de años, incluidas las relacionadas con el crecimiento de pelo, la termorregulación, los depósitos de grasa y otras”, afirma David Díez del Molino, investigador de postdoctorado en el Centro de Paleogenética y coautor principal del artículo.

“Nuestra conclusión es que los mamuts de este linaje tan antiguo se encontraban ya adaptados al clima frío”.

Extraer el ADN de las muestras fue todo un reto; los investigadores consiguieron recomponer la información genética a pesar de que sólo quedaban cantidades muy reducidas, ya que el material genético se degrada en millones de fragmentos muy pequeños. Anteriormente los restos de un caballo que vivió hace entre 560.000 y 780.000 años en el Yukón (Canadá), era el fósil más antiguo del que se había recuperado información genética.

En este caso, para determinar la antig├╝edad de los tres ejemplares, los científicos recurrieron tanto a información del entorno (bioestratigrafía) como a la técnica del reloj molecular, que se aplicó al ADN mitocondrial en los tres ejemplares y al ADN nuclear de los dos más recientes.

“El ADN antiguo tiene varias complicaciones; se encuentra muy degradado, lo que hace que en una determinada muestra haya muy pocas moléculas de ADN” explica Díez del Molino.

“Utilizamos métodos específicamente diseñados para recuperar moléculas de ADN extremadamente cortas”. Otra dificultad es la contaminación por parte de bacterias, hongos y otros organismos que habitan en la misma matriz en la que se encuentran los restos. “Además también es muy fácil contaminarlas con ADN humano, durante los trabajos de campo o en el laboratorio”.

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El ADN antiguo ha mejorado nuestra comprensión de las poblaciones prehistóricas. Sin embargo, algunos procesos evolutivos, como la especiación (aparición de especies nuevas y distintas), suelen producirse en periodos de tiempo más allá de las fronteras de la investigación genética.

No obstante, estos límites comienzan a expandirse y los científicos alcanzan a mirar cada vez más atrás en el tiempo. Los nuevos resultados abren la puerta a una amplia gama de estudios futuros sobre otras especies.

Ese umbral que acaba de superarse -hace un millón de años- marca un periodo clave en la evolución, en el que muchas especies se extendieron por todo el mundo y en el que se produjeron grandes cambios en el clima y en el nivel del mar. También fue la última vez que los polos magnéticos de la Tierra cambiaron de lugar.

“Una de las grandes preguntas ahora es hasta dónde podemos retroceder en el tiempo”, se interroga Anders G├Âtherstr├Âm, profesor de arqueología molecular en el Centro de Paleogenética.

“Todavía no hemos llegado al límite; se podría recuperar ADN de hace dos millones de años, tal vez remontarnos hasta 2,6 millones. Antes de eso, no había permafrost en el que pudiera conservarse el ADN antiguo”.