El uso de mascarillas se ha convertido en un complemento a las medidas de distanciamiento social en la lucha contra el coronavirus.

Suelen estar compuestas por una o varias capas de materia textil y pueden ser reutilizables o desechables.

Desde el inicio de la pandemia, millones de mascarillas desechables han sido utilizadas y muchas de ellas han acabado en el mar, como lo evidenció la ONG francesa Opération Mer Propre (Operación Mar Limpio), que regularmente recoge desechos de las aguas de la Riviera Francesa, en el sur de Francia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tirarlas en un contenedor de basura “adecuado” inmediatamente después de usarlas y no reutilizarlas.

“En los centros de salud, las mascarillas quirúrgicas deberían ser tratadas como desechos médicos (que normalmente se botan en contenedores rojos)”, le explica a BBC Mundo Ashley Baldwin, del departamento de comunicación de la OMS.

“Pero en entornos comunitarios deben desecharse en contenedores cerrados”, prosigue.

La OMS no establece un límite de tiempo de uso recomendado debido a que factores como la humedad o las secreciones acortarán su vida útil.

Laurent Lombard, de Opération Mer Propre, dice que lo mejor es meterlas en una bolsa plástica antes de tirarlas en un bote de basura cerrado para evitar que los animales las abran o que el viento se las lleve a otro lugar, reduciendo así el riesgo de propagación del virus.

“Puede parecer obvio, pero hay que decirlo: mucha gente deja las mascarillas en la calle, las tira en el piso, en lugar de meterlas en la basura. Luego, el viento se las lleva y frecuentemente terminan en un río y este las transporta al mar”, agrega.

¿Se deben reciclar?

Las mascarillas quirúrgicas están hechas de tela no tejida de polipropileno, producido a partir de etileno, el cual es un compuesto químico derivado del petróleo o del gas natural.

Por eso tardan alrededor de 450 años en descomponerse.

Algunas personas se preguntan si es adecuado poner las mascarillas en el contenedor de desechos reciclables y la respuesta es no: esto podría poner en riesgo la salud de los recolectores de basura y otros trabajadores de la industria del reciclaje.

“En términos prácticos, incluso las mascarillas que no están contaminadas son imposibles de reciclar, ya que están hechas de múltiples capas y tipos de plásticos que tendrían que ser separados. Las instalaciones de reciclaje simplemente no están equipadas para manejar estos artículos”, agrega.

Leonard destaca que durante la pandemia actual los recolectores de basura han sido clasificados como trabajadores esenciales por una “buena razón”.

“Son críticos para el manejo de desechos contaminados y están en la primera línea para evitar que el equipo de protección personal (EPP) termine en los océanos”.

Sin embargo, el director científico del Ocean Conservancy asegura que en muchos países los sistemas de gestión de residuos no cuentan con suficiente financiamiento y se encuentran sobrecargados.

Por eso, él le hace un llamado a las autoridades para que aumenten la inversión en esta área y en la salud pública, lo cual se traduciría en océanos más limpios y ecosistemas más sanos.

Con información de: Agencias