Comunidad menonita deforesta la selva de Bacalar
Comunidad menonita deforesta la selva de Bacalar

Sin permiso alguno, la comunidad menonita en Bacalar ha deforestado poco más de 4 mil hectáreas de selva, en un lugar donde ahora practican la agroindustria y utilizan agroquímicos dañinos para el medio ambiente.

Lo anterior fue reconocido por Johan Elias Wall, “gobernador” de la comunidad, enquistada en el ejido Salamanca, localizado a menos de 10 kilómetros del centro.

Esta comunidad “nació” a inicios del siglo XXI. Provenientes de otras colectividades menonitas de Campeche y Guatemala, donde ya no contaban con más tierras cultivables, eligieron Bacalar como destino para fundar un nuevo asentamiento, de acuerdo con Elías Wall.

Al principio, rentaron miles de hectáreas al ejido de Bacalar. Con los años, se constituyeron como ejidatarios, lo que ya les permitía hacerse de la propiedad de la tierra, lo que finalmente pasó con 5 mil hectáreas.

Al principio, contó Elías, solicitaron los permisos de cambio de uso de suelo, a fin de poder desmontar la vegetación que allí había, incluido manglar; sin embargo, éste fue rechazado. Sin importar el resultado, la comunidad deforestó el área.

En menos de dos décadas, esta comunidad religiosa, dedicada casi exclusivamente a la agricultura y más recientemente a la industria porcícola y aviar, ocupó las 5 mil hectáreas de sembradíos, de soya y maíz.

La Profepa ha clausurado una pequeña superficie y emitió una multa hacia los menonitas, pero éstas han sido ignoradas.

TE PODRÍA INTERESAR: Logra aeropuerto de Cancún 715 operaciones el fin de semana

Comunidad menonita deforesta la selva de Bacalar; hay aproximadamente 200 familias

Al no contar con más tierras y en tanto que la población ha crecido hasta alcanzar las más de 200 familias, según una estimación realizada por ellos mismos, han tenido que rentar más tierras a los ejidos colindantes.

Ya se encuentran en planes para fundar una nueva comunidad en Lima, Perú, a donde podrán mudarse algunos de los habitantes de Salamanca.

Las semillas que ocupan para sembrar soya son adquiridas de Syngenta, empresa que suministra semillas de organismos genéticamente modificados. Y para acelerar la producción, la comunidad utiliza pesticidas y demás agroquímicos como el glifosato.

Lo anterior ha prendido las alarmas de especialistas, académicos y ambientalistas, por encontrarse sobre territorio kárstico, uno de los más vulnerables del mundo, donde hay una mayor infiltración de líquidos, que terminarán en los ríos subterráneos, en la Laguna de Bacalar y finalmente en el mar Caribe, deteriorando la calidad de agua dulce y marina.

CON INFORMACIÓN DE RICARDO HERNáNDEZ