David Espinosa, mejor conocido como El Dee, un joven ilustrador, presentó en un cómic la historia del plan maestro de Cancún, ciudad que este mes cumplió sus primeros 50 años de existencia.

Recibe diario las noticias en tu WhatsApp dando click AQUÍ

Se trata de un trabajo ilustrado colaborativo, donde también intervino Pablo Landa, quien es familiar de los hermanos arquitectos Agustín y Enrique Landa Verdugo, autores del plan de construcción de la que fue la primera ciudad integralmente planeada: Cancún.

El Dee y Pablo Landa, el primero con dibujos y el segundo con el texto, cuentan en esta obra la intervención de los hermanos arquitectos en el proyecto de construcción de una ciudad en el punto más extremo del sureste mexicano, entre la selva y frente al mar Caribe, donde hasta entonces solo existían unas plantaciones de coco; un proyecto encabezado a finales de los 60 por la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y el Infratur (ahora Fonatur).

La historia ilustrada cuenta los inicios del diseño de esta “ocurrencia” de ciudad, que sería erigida de la nada y que, al pasar los años, devino en la capital turística de México.

El plan maestro de Cancún es reconocido por todos como un diseño de vanguardia: con supermanzanas integrales, casi autónomas, con áreas verdes, alejadas de multifamiliares y espantosos moles; con una zona hotelera que se encontraría en una kilométrica leng├╝eta de tierra que se ubicaba entre el mar y un sistema lagunar e, incluso, con lo que sería la primera ciclopista del país.

También te puede interesar: Quintana Roo, la entidad con mayor número de incendios forestales

El comic menciona que tanto la zona hotelera como el centro de Cancún no fueron concebidos originalmente con una alta densidad como ahora. A sus 50 años de vida, la zona está sobresaturada y ha sobrepasado sus límites de carga turística, de acuerdo con la investigadora Christine McCoy.

“Ellos probaron que los sueños se pueden hacer realidad. ¿Con qué ciudad soñamos hoy? ¿Cómo podemos darle forma?”, concluye el cómic que carece de coherencia narrativa y está ilustrado de manera sencilla.

Por Ricardo Hernández