40% de los corales de Quintana Roo han muerto por el síndrome blanco
40% de los corales de Quintana Roo han muerto por el síndrome blanco

Contaminación, sedimentación, sobrepesca y acidificación son los principales causantes de la muerte de los corales, provocados por actividades humanas cercanas a la costa, advirtieron especialistas.

Como la mayoría de los arrecifes en México se encuentran cerca de las costas, las actividades humanas que se desarrollan en el continente adyacente tienen una repercusión significativa en ellos.

“Actualmente, los arrecifes de coral en todo el mundo están enfrentando varias amenazas, la mayoría de ellas causadas por actividades humanas que tienen lugar directamente en el arrecife o en el principal adyacente a la tierra”, se lee en el libro Costas y Mares Mexicanos, coordinado por Alfonso Botello, Susana Villanueva y Jorge Gutiérrez.

“Las principales amenazas incluyen descuidos como fondeo de barcos, hasta recolección de mariscos, desechos de basura, sobrepesca, destrucción de hábitat, extracción de coral, introducción de especies exóticas, contaminación química, eutroficación, sedimentación, calentamiento global y acidificación del océano”, agrega.

Quintana Roo forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), una barrera que corre discontinuamente por mil kilómetros y que se extiende desde México hasta Honduras.

La porción arrecifal del estado comprende unos 400 kilómetros.

El sistema de arrecifes de la entidad se puede dividir en insular, que abarca Cozumel y Banco Chinchorro, así como norte, centro, y zonas del sur.

Los autores exponen que en los últimos 30 años, la costa de Quintana Roo se ha desarrollado exponencialmente.

De 88 mil habitantes que existían en 1970, pasaron a 1.5 millones en 2015. Actualmente, al año, la entidad recibe unos 10 millones de visitantes.

PREOCUPACIONES

“Considerando el crecimiento demográfico explosivo, asociado a la extensión urbana y la intensidad de actividades, hay varias preocupaciones con respecto a los impactos antropogénicos en los ecosistemas costeros del Caribe Mexicano”, destacó Lorenzo álvarez Filip, coautor del libro y quien es investigador en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

“Estos incluyen la pérdida de vegetación de manglar, debido al desarrollo de hoteles y de construcción y urbanización; generación de residuos sólidos, sobrepesca y aguas subterráneas contaminadas”, añadió.

“Las descargas de aguas subterráneas incluyen metales pesados, hidrocarburos, clorofeno herbicidas nocivos y bacterias materia fecal”, apuntó.

Los estudios han demostrado que el enriquecimiento de nutrientes en el agua (nitrógeno) se correlaciona positivamente con el la actividad turística de los últimos siete años.

A escala local, en el sur del Caribe de México, se ha reportado un rápido cambio de fase de superficie de coral a una dominada por macroalgas, esto en menos de 14 años.

“Este cambio de fase puede atribuirse en gran medida al desarrollo costero. En un estudio regional, encontraron que la cobertura de coral fue significativamente menor en los sitios con elevada actividad humana local”, advirtió álvarez Filip.

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PROPUESTAS

Para contrarrestar la invasión y conquista de las macroalgas, en detrimento de los corales, podría explorarse la opción de procurar la introducción o el cuidado de peces herbívoros que consuman a los invasores.

Entre las fuentes de contaminación local se encuentran el aumento en la presencia de sustancias químicas iónicas en el mar, incluidos los materiales orgánicos, como nutrientes, metales pesados, isótopos estables y radionúclidos; así como inorgánicos: pesticidas, solventes, productos farmacéuticos, aceites y sus derivados.

Otra fuente de contaminación son las descargas fluviales, provenientes de ríos o de otros cuerpos de agua.

En zonas tropicales con altas tasas de precipitación y la falta de restricciones efectivas sobre actividades humanas en las cuencas de ríos, sucede la deforestación, desmonte, agricultura, pastoreo excesivo y minería, lo cual provoca la erosión del suelo y, concomitantemente, el aumento en la carga de sedimentos del río.

La sobrepesca es otro de los factores que mayor incide en el deterioro de los arrecifes.

Los autores del libro reconocieron que es una actividad ancestral que se sigue practicando como método de supervivencia y de alimentación básica.

Comentaron que, además, la pesca en arrecifes es una actividad desempeñada por gente mayormente pobre.

“Para esa gente, la comida es el apoyo más directo que proporciona el arrecife, pero también la pesca es uno de los principales factores estresantes para ese ecosistema”, indicó el biólogo.

“Por la estrecha relación entre la salud del arrecife y la abundancia de peces, no es sorprendente que la abundancia de pescados disminuya en la medida en que los arrecifes de coral se degradan”, alertó.

“De hecho, hay algunos autores que propone que la sobrepesca está fuertemente relacionada con el colapso ecológico del arrecife, debido a una disminución en la cobertura de corales y reclutas de coral, así como un aumento en macroalgas, biomasa y enfermedades de los mismo”, añadió.

El último de los problemas identificados por los biólogos se trata de la acidificación de los mares.

“Después de la revolución industrial, aproximadamente 30% del CO2 antropogénico lanzado a la atmósfera ha sido absorbido por los océanos del mundo”, apuntó álvarez Filip.

La introducción de estos elementos de efecto invernadero provocan un cambio químico en el mar que impide a éste brindar servicios ecológicos adecuados.

En las conclusiones, los especialistas especifican que los arrecifes de coral son muy sensibles a cambios leves en el ambiente.

Con todos estos factores señalados es evidente que ha afectado significativamente, al grado de que el síndrome blanco ha matado al 40% de los corales de Quintana Roo.

Por Ricardo Hernández