La organización Amigos de Sian Ka’an está en pleno diálogo con autoridades estadounidenses en busca de una donación de 200 mil dólares para la reforestación del área afectada por nueve incendios ocurridos el año pasado en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an y sus alrededores.

“Ayudamos a la Conanp en la búsqueda de recursos financieros para apoyar en la implementación de un programa de prevención de incendios que está desarrollando. Estamos tocando puertas, sobre todo en el extranjero”, comentó en entrevista Gonzalo Merediz Alonso, director general de la asociación.

El dinero recabado se dividirá en dos: Se utilizará, por un lado, en trabajos a desarrollar con la comunidad circundante, para realizar actividades de prevención, concienciación, capacitación de brigadas de control de incendios, educación ambiental, entre otros, explicó Merediz.

La otra parte se destinará para temas operativos, ya sea para infraestructura, instalación de torres de vigilancia o para trabajo de campo; es decir, para cubrir los costos de abrir brechas o lo que sea necesario en casos de siniestros.

“Llevamos muchos años de colaboración con instituciones del Gobierno americano, con el Departamento del Interior de Estados Unidos, específicamente, con el Fish and Wildlife Service (Servicio de Pesca y Fauna Silvestre)”, dijo.

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El apoyo se solicitaría, abundó, a través de los convenios de colaboración entre México y Estados Unidos en materia de preservación del hábitat de aves migratorias, pues Sian Ka’an es muy importante para estas especies.

“Estamos negociando todavía. No tenemos un monto claro. Esperaría que fueran al rededor de 200 mil dólares, algo así, con lo que pudieran ayudarnos, pero es algo que aún se está viendo”, expresó.

Tras la evaluación final de los daños que provocaron los nueve incendios ocurridos el año pasado en la zona, se concluyó que fueron cinco mil las hectáreas siniestradas, de acuerdo con Omar Ortiz Moreno, director del complejo de áreas Naturales Protegidas (ANP) que conforman esta reserva ecológica.

A principios de julio del año pasado, la postergación de las sequías y los posibles actos de cazadores furtivos provocaron el primer incendio en el área que acabó con unas 20 hectáreas de vegetación.

Pocos días después se registró una de las conflagraciones más grandes, pues consumió 600 hectáreas. Luego se sumaron otras siete de carácter forestal, activos durante varias semanas, que terminaron por arrasar con miles de hectáreas.

Por Ricardo Hernández