Permanecen aguas turbias en la Laguna de Bacalar
Permanecen aguas turbias en la Laguna de Bacalar

BACALAR.- A más de un año de que la tormenta tropical Cristóbal provocara escorrentías que desembocaron en la Laguna de Bacalar, parte de sus aguas aún permanece en un sucio y uniforme café.

A inicios de junio, Cristóbal provocó descargas de agua como pocas veces sobre la península de Yucatán.

Especialmente sobre Campeche, desde donde fueron escurriendo las aguas pluviales hasta alcanzar la Laguna de Bacalar.

El problema fue que las escorrentías no solo iban cargadas de agua de lluvia, sino de tierra suelta.

Esto ha dejado la deforestación, nutrientes, agroquímicos, desechos orgánicos e inorgánicos y demás contaminantes que terminaron por deslavar la “Laguna de los siete colores”.

Las escorrentías, además, provocaron la muerte masiva del caracol chivita, una especie endémica de la región.

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Permanecen aguas turbias en la Laguna de Bacalar

Es en la parte central de la laguna donde aún no se recuperan las múltiples tonalidades azules características de este cuerpo lagunar.

Bacalar es el municipio con la mayor tasa de deforestación de Quintana Roo, de acuerdo con el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS).

La deforestación deja la tierra suelta, con lo cual las lluvias la arrastran por el territorio peninsular hasta desembocar en el Mar Caribe.

Estudian la laguna

Teresa álvarez Legorreta, investigadora del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), ha estudiado la salud de la Laguna de Bacalar desde 2017.

Teresa toma muestras de agua y de sedimento en la laguna en 25 puntos geográficos y en tres temporadas distintas.

Ha encontrado nitrógeno, fósforo, plaguicidas organoclorados, metales pesados tóxicos como mercurio y cadmio, y otros como plomo, cobre, zinc, además de agroquímicos e hidrocarburos.

El estudio, uno de los más sistematizados que existe del lugar en relación a la calidad de agua y de sedimentos y utilizado para evaluar los impactos en los organismos acuáticos, revela no solo los impactos del turismo masivo y de la falta de infraestructura urbana, sino también de la agroindustria.

Es en el centro y sur de la Laguna de Bacalar, donde se concentra la población, las actividades turísticas, próximos a los campos de Salamanca, que la calidad del agua se ha deteriorado.

Hidrocarburos de acuamotos y lanchas, partículas derivadas de la combustión de la vegetación que se quema para el cultivo o por incendios forestales, agroquímicos y, sobre todo, el vertimiento irregular de aguas negras directo a la laguna es lo que ha cambiado la composición química del agua de esas zonas.

Sobre las aguas negras, Romel Pacheco, titular de la Dirección de Ecología municipal, reconoce que, de las 14 mil 266 casas existentes hasta 2020, solo 200 están conectadas al drenaje (1.4%). El resto usa fosas sépticas.

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Ricardo Hernández