Leona Vicario, 25 de febrero.ÔÇö Una multitud abarrotó esta tarde el Panteón Nuevo de esta localidad, donde, entre música de banda, se realizó la inhumación de Ignacio “Nacho” Sánchez Cordero, asesinado ayer por la mañana en una cafetería de Puerto Morelos, la cabecera municipal.

Las muestras de afecto para quien se desempeñaba como secretario de Desarrollo Social de Puerto Morelos fueron evidentes desde ayer, cuando cientos de personas, conmocionadas con la noticia de su fallecimiento, esperaron afuera del Palacio Municipal para rendir homenaje y despedirse del amigo, del funcionario, del compañero o del conocido.

El cuerpo llegó a la sede del Ayuntamiento cerca de las 10 de la noche, luego de que fue liberado por el Servicio Médico Forense. Fue recibido entre aplausos y porras y casi de inmediato empezó el desfile de personas ante el féretro, que se colocó en el Salón de Cabildos, donde estuvieron autoridades encabezadas por la presidenta municipal Laura Fernández Piña y familiares, entre éstos la Sra. Blanca Merari Muñoz, quien fuera esposa de Nacho, y sus hijas Joyce y Gema.

Poco después de las 11 de la noche el ataúd fue sacado y trasladado a esta delegación, acompañado por una caravana de vehículos que se extendió varios kilómetros en la Ruta de los Cenotes. La velación se realizó en la casa de los padres de Nacho, Ignacio Sánchez y Maura Cordero.

Hoy, el cuerpo de Nacho fue llevado a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, que se vio colmada y en cuyos alrededores numerosas personas siguieron la misa. Al concluir el servicio fúnebre, un mariachi interpretó “El Rey”, mientras el féretro era sacado y subido a una carroza que de inmediato se dirigió al cementerio.

El vehículo funerario fue seguido por cientos de personas a pie, en autos particulares, motocicletas y tricimotos, quienes formaron una larga fila en la carretera federal, en dirección a Mérida.

Una vez en el cementerio, se repitieron las muestras de dolor, pero también las de afecto de las numerosas personas que conocieron a Nacho y no dejaron de gritar porras y de vitorear a su paisano más querido.

Y nuevamente sonaron los acordes musicales, en esta ocasión música de banda.