Urgen regular plantas desalinizadoras en Cancún
Urgen regular plantas desalinizadoras en Cancún

Organizaciones medioambientales piden no otorgar más permisos de desalinizadoras, como principio precautorio en favor del medio ambiente, hasta en tanto no se apruebe una Norma Oficial que las regule.

“Centinelas del Agua, Healthy Reefs for Healthy People y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) buscan frenar el avance en los permisos que en los últimos años han aumentado significativamente”, afirmó Alejandro López, director general de la primera organización mencionada.

Un estudio realizado por Centinelas del Agua reveló que hasta hace dos años solo había 18 plantas desalinizadoras en Cancún; sin embargo, en estos últimos tiempos, el número de permisos aumentó exponencialmente.

En una revisión a las Manifestaciones de Impacto Ambiental de 2019, ingresadas por empresas a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), se aprecia que en proyectos hoteleros se contemplan plantas desalinizadoras.

En 2013, Centinelas del Agua y Cemda elaboraron una propuesta de Norma Oficial para regular estas plantas; sin embargo, ésta nunca prosperó.

El anteproyecto de Norma Oficial se llamó De plantas desalinizadoras, requisitos para instalación, toma de agua, uso de aguas tratadas y vertido de las salmueras.

“Vamos a retomar esa iniciativa de Norma Oficial Mexicana para la regularización de las plantas desalinizadoras, porque actualmente no hay”, dijo.

El proyecto que quedó pendiente su aprobación indicaba la profundidad a la que se tenía que inyectar la salmuera, el tipo de tratamiento que tenía que darse, los niveles de sal que tenían que alcanzar el agua tratada, entre otros aspectos, que quedaron en un borrador.

“El problema es que la concentración de salinidad es muchísimo mayor que la del mar. Cuando inyectas esta misma sal, que se llama aguas de rechazo de salmuera, al ambiente, afectas a, por ejemplo, los corales, que son muy sensibles al cambio de salinidad, de PH y de temperatura”, destacó.

Por Ricardo Hernández