Laura Beatriz Montes de Oca, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, exhortó al Fonatur a realizar un estudio etnográfico para conocer las necesidades de 68 pueblos indígenas por donde pasará el Tren Maya y así obtener un mejor proyecto.
La etnografía es un método de investigación que, mediante el empleo de las técnicas de observación y entrevista, posibilita construir la información de manera interactiva con los actores sociales.
Ello implica realizar un trabajo de campo, el cual permite entrar en contacto con la realidad y con los individuos estudiados, con el fin de poner a prueba la teoría preconcebida y ver cómo cobra vida en la cotidianidad; si se sostiene o se evapora.
“Una etnografía debería tener la mirada desde adentro de los sujetos que viven en estas zonas, respecto a su relación con el Tren Maya. Y aquí ya estamos hablando de una etnografía política, porque ya es una descripción realizada sobre el terreno con algún grupo en específico relacionado con un tema político, que es este proyecto, para ver si les afecta o no, qué implicaciones tendría para ellos, qué implicaciones tendría para su vida social, política y económica, a la ecología, su relación con el medio ambiente, etcétera”, comentó la experta.
“Eso sería lo ideal, que un megaproyecto como éste tuviera un estudio etnográfico, que es este escrito donde se reflejarían las diferentes miradas, voces, visiones que hay dentro de las comunidades de estos 68 pueblos indígenas por los que pasará el Tren Maya”, añadió.
Para Montes de Oca, un estudio etnográfico no solo es importante, sino necesario para conocer la opinión de los pueblos directamente impactados.
“Eso implica captar la diversidad que puede haber en una comunidad. Y es algo que se debe considerar, porque una comunidad no tiene una perspectiva homogénea, no es que toda la comunidad piense de la misma manera. Dentro de éstas vas a encontrar un crisol de opiniones, y para eso te sirve la etnografía”, dijo.
Por Ricardo Hernández