salvador guerrero
En la capital nacional tenemos la mayor evolución en materia de seguridad de entre las entidades más habitadas de todo el país

@guerrerochipres

El respeto a la diversidad sexual es ya esencial a la identidad política de los países más desarrollados. En América Latina existe un lento progreso al respecto. México es parte de algunos avances, con lentitud y a regañadientes.

La dignidad de las personas y los valores constitutivos de la comunidad son parte del entorno en el cual puede generarse respeto por el modo en que determinen aquellas, con base en información y en su propio deseo, representarse sexualmente respecto de los demás.

Esa dignidad se halla formalizada en la norma, pero todavía existe resistencia en el espacio privado y público a esas diversidades.

En el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, que se conmemoró ayer, es imprescindible recordar que incluso en urbes globales que ya concentran entre 75 y el 85% de la población, existe impunidad respecto del daño a personas vulnerables de los diversos segmentos de la diversidad sexual.

Prevalece aun la renuencia a denunciar a presuntos responsables de delitos cometidos contra aquellos que son distintos de la predominante sociedad heterocéntrica.

Durante la presentación de la agenda de Gobierno al respecto, encabezada por la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, fue evidente tanto la apertura de las actuales autoridades y su compromiso democrático con el tema de la inclusión como el dato ilustrador del problema: solamente una de cada diez personas que sufre violencia y delitos en su persona vinculados a su identidad sexual llega ante el Ministerio Público a demandar la intervención del aparato de procuración de justicia.

Las personas merecen respeto a su plena integración a las actividades sociales y productivas, independientemente de sus preferencias.

Las dificultades a las que se enfrentan por su orientación sexual, tienen una repercusión directa en su salud mental y el punto de partida es la discriminación, violencia familiar o el llamado bullying homofóbico.

En la Ciudad de México, comparativamente con las entidades, es donde hay mayor conocimiento de los derechos de las personas en la diversidad sexual y con otras pocas concentraciones urbanas es donde más naturalizado está el respeto a esa diversidad.

A pesar de ello, el espacio donde la comunidad LGBTTTI+ ha recibido mayor rechazo es la familia, con un 47%, y las mujeres son las más afectadas, con 54%, de acuerdo a los datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México que mantiene una línea telefónica de atención psicológica y guía jurídica que opera 24/7.

En la Línea Nacional Diversidad Segura, 800 000 LGBT (5428), se mantiene la idea de que deben promoverse, protegerse y garantizarse los derechos de la población no heterosexual.

Cada entidad tiene rezagos distintos en materia de inclusión. En ningún caso el progreso social contradice el respeto a la diversidad.