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Columnista José Ureña. del periódico 24 Horas Quintana Roo, el periódico líder del sureste

Emilio Lozoya fue un petardazo y ha dejado de ser útil

Fue un fracaso.

Un petardazo, se dice en términos policiacos.

Emilio Lozoya no ha podido demostrar cuanto prometió:

-Demostrar la entrega de dinero de Odebrecht para financiar la campaña presidencial del priista Enrique Peña Nieto.

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-El reparto de sumas millonarias a opositores, sobre todo panistas, para votar a favor de la reforma energética del sexenio pasado.

-Vaya, ni siquiera haber repartido regalos personales -bolsas de lujo, entre otras cosas- a periodistas para hablar bien de él, de Petróleos Mexicanos (Pemex) y del Gobierno.

Prometía mucho.

Lo suficiente para impactar al fiscal general de la nación, Alejandro Gertz Manero, quien se paseó por medios informativos para presumir pruebas y testimonios del delincuente confeso.

Pero ahora se ha devaluado este hombre de mala fama, peor proceder y cero credibilidad aun para el propio Gobierno deseoso de utilizarlo.

NI NOMBRES NI PRUEBAS

Como naipes, uno a uno se caen los nombres.

La fobia gubernamental descargó sus primeras furias contra el ex senador panista Jorge Luis Lavalle, cuya libertad parece imposible.

Está acusado de delincuencia organizada, delincuencia urdida por Emilio Lozoya pero no demostrada porque hasta ahora no hay más.

El ex director de Pemex mencionó a muchos, entre ellos el citado Jorge Luis Lavalle, cuya imagen aparece en videos con dinero supuestamente entregado por Lozoya.

Desde el origen mencionó a Ernesto Cordero -en 2013 presidente del Senado de la República-; los senadores tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca y queretano Francisco Domínguez.

También Salvador Vega Casillas y otros.

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Hoy, un año después de haber sido extraditado por negociación de su padre Emilio Lozoya Thalmann, Emilio Lozoya Austin no tiene credibilidad.

Una a una se han caído sus fichas y desvanecido todas sus cartas, mientras un ejército de abogados espera la actuación de la Fiscalía General de la República (FGR) para destrozarlo.

Y como no se ve cómo demuestre sus dichos, la única pregunta es:

-¿Cuándo dejará de jugar el Gobierno al tío Lolo y lo encarcela y lo procesa por mentir ante una autoridad judicial?

Ya usó a Lozoya políticamente, ya desprestigió al Gobierno de Peña Nieto y sólo le queda hacer el ridículo como si de detener a Ovidio Guzmán se tratara?

NI EN RIFAS NI EN FIESTAS

Seis años de campaña no rinden frutos.

El avión presidencial -que no lo tiene ni Obama- ha sido uno más de los grandes fracasos del actual Gobierno mexicano.

De la campaña a la silla presidencial.

Aquí lo anunciamos hace más de un mes: su remate fue encomendado al ex jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.

Fue él quien propuso proponerlo a precio bajo, casi casi a comisión, a Aeroméxico para viajes de lujo o fiestas en el aire.

Pero nada.

Ayer el Presidente de plano confirmó su fracaso cuando dijo que espera respuesta de esa empresa de aviación mexicana y Delta.

No lo dijo él, pero no lo quieren.

Seguirá de oferta con costo a cientos de millones de pesos anuales para la nación, pero será necesario esperar otra ocurrencia.

Alfonso Romo no la tiene.

Su mayor propuesta es reconvertir ese avión para uso comercial y de esa manera ofrecerlo a precio de regalo.

Ni rifas, ni renta, ni venta, ni nada.

 

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