No voy a intervenir, decía, y hasta llamó a los gobernadores a firmar un acuerdo nacional a favor de la democracia para evitar su intervención en las elecciones del próximo 6 de junio; pero más tardó en lanzar el llamado que en romper su propio acuerdo.

Ayer, en pleno proceso electoral, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decidió aumentar el número de beneficiados del programa de pensión universal para adultos mayores, al disminuir de 68 a 65 años la edad para otorgar el apoyo.

Esta decisión, debería reconocerse sin regateo, toda vez que sumará a 2.4 millones de adultos mayores más al programa; sin embargo, al darlo a conocer en este momento, no deja de tener visos de anuncio electorero.

Desde que inició su carrera presidencial, hace 14 años, el actual mandatario de México ha denunciado el intervencionismo de Estado en los procesos electorales, incluso acusó un fraude electoral en 2006 que le arrebató la Presidencia ante su peor enemigo, Felipe Calderón.

Cuando asumió el cargo, López Obrador prometió que no sería igual a los gobiernos anteriores. Parece que la promesa se está cumpliendo y con creces, toda vez que no es igual a los que tanto ha criticado, es peor.

Es mucho peor que los anteriores, porque él fue víctima de lo que ahora hace; es mucho peor, porque engaña a la gente con falsas promesas que más tarda en hacer que en romperlas; es mucho peor, porque bajo la bandera de demócrata, rompe las reglas electorales.

Ante los negativos del Gobierno federal que pudieran aprovechar la oposición para contrarrestar el voto hacia Morena, el Presidente les dio a sus candidatos un regalo de campaña, una nueva arenga que aprovecharán durante todo el proceso electoral.

No se puede ir en contra del apoyo a los adultos mayores, pero si el Ejecutivo pide respeto al resto de los mandatarios, lo menos que él puede brindar es respeto por los mexicanos.

Si el beneficio se verá reflejado a partir de julio, por qué no esperó a que pasaran las elecciones del 6 de junio para hacer el anuncio.

El Presidente y su partido saben que, sin su nombre en la boleta electoral, sus candidatos no tendrán la misma suerte que corrieron en la elección de 2018, cuando todos hicieron campaña a costa de López Obrador o incluso, sin siquiera pisar una plaza pública, lograron el triunfo por el sólo hecho de pertenecer a Morena.

Pero tres años después, con la peor caída económica, miles de empleos perdidos, una delincuencia organizada sin combatir, más de dos millones de contagios y 200 mil muertes por Covid-19, aunado a una vacunación a cuentagotas, el efecto ganador de Morena podría revertirse.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Un juez federal otorgó la suspensión definitiva a la reforma eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien de inmediato amagó con investigar a los juzgadores. El Ejecutivo y el Congreso podrán controvertir esta decisión ante la Suprema Corte. ¿Serán los ministros igual de valientes que el juez que otorgó la suspensión, o sucumbirán ante los amagos del Ejecutivo?

 

@aguilarkarina