Me gusta decir que así como la neutralidad no es indiferencia, y lo acaba de decir el consejero presidente, la autonomía no es autarquía: Olga Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.- Me gusta decir que así como la neutralidad no es indiferencia, y lo acaba de decir el consejero presidente, la autonomía no es autarquía.

De igual manera lo comparto mí querido presidente, yo considero que siendo la neutralidad una obligación de los gobernantes, también lo es de las autoridades electorales, administrativas y judiciales.

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El Gobierno de la República dará al INE, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a los institutos y tribunales electorales de las 32 entidades federativas, todo el apoyo que requieran para que con respeto pleno a su autonomía, cumplan con oportunidad y calidad sus tareas, cuenten con el gobierno federal y específicamente con la Secretaría de Gobernación.

Recuerdo también haber escuchado hace algunos años, al entonces consejero presidente del IFE, José Woldenberg, afirmar que el árbitro electoral, lo dijo en alguna ocasión, debe ser discreto.

Decía Woldenberg y lo cito de memoria, que el árbitro no busca el aplauso público, sino el cumplimiento de las reglas del juego. La premisa es muy clara: por definición el árbitro es neutral, o no es árbitro.

En pocas palabras, hago mías, lo que en esa ocasión, en 1994 y que fue uno de los primeros seis consejeros ciudadanos y en 1996 primer presidente del IFE, el IFE autónomo y era que el árbitro electoral fuera, al mismo tiempo, eficiente y discreto. Yo siempre tengo presente esas reflexiones.