¿Será?
¿Será?

Cuento que no termina

Las autoridades continúan trabajando en el tema de incendios. Mientras que en Cancún se logró la liquidación por completo del siniestro ubicado en la zona conocida como El Fraccionamiento, en Sian Ka’an continúa la batalla. En aquella zona el último reporte indica el control del 65% y la liquidación del 35% de las 885 hectáreas. Sin embargo, a la par, se deben aplicar sanciones enérgicas a los responsables, tanto como para los desarrolladores como cazadores furtivos. Hasta ahora no se ha detenido a ningún responsable. Como que ya va siendo hora de que se dé un golpe de timón. ¿Será?

Cifras alegres

El Coneval ha dado cifras importantes respecto a la pobreza en Quintana Roo: pasó de 33.7% a 27.6% de su población total. Sin embargo, esto no quiere decir que en el estado estemos en la gloria, pues aunque hay mucho empleo, podemos afirmar que no todos son dignos. Para empezar, muchos trabajadores no cuentan son seguridad social y muchísimos otros más son contratados con uno o dos salarios mínimos y basan su vida en la caridad del cliente, en las propinas. Se trata de patrones a los que les importa muy poco el empleado y ceden su responsabilidad salarial a los clientes, como es el caso de los meseros o despachadores de gasolina. ¿Cuándo cambiará esto? ¿Nunca? ¿Será?

En la meta

El 12 de agosto es el Día Internacional de la Juventud. Es cierto, en Quintana Roo se ha atendido mucho a este sector, pero aún falta camino por recorrer. En su trayecto hacia la obtención de una profesión se topan, según la clase social, con problemas como la pobreza, el abandono, el maltrato y las adicciones, por mencionar los más comunes. Un tema al que hay que atender de manera urgente es el de las oportunidades de empleo. Una vez que logran un título los jóvenes no encuentran dónde ejercer su carrera por lo que terminan de taxistas, vendedores, auxiliares de cualquier cosa, o de comerciantes ambulantes o semifijos. Algo se está haciendo mal. ¿No? ¿Será?

Luz en la estratósfera

El costo de la energía eléctrica se disparó. Las tarifas en muchos de los casos son impagables. Restauranteros y hoteleros se quejan amargamente, y eso que nadan en dinero. Los ciudadanos comunes han tenido que acudir a las casa de empeño para poder pagar sus recibos. Y mientras todos sufren, los trabajadores de la CFE gozan, pues para ellos el servicio es gratis. Esperemos que la promesa de AMLO se cumpla y estas personas dejen de tener un beneficio que no se merecen. ¿Será?

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