Por Eugenio Pacheco
CHETUMAL, Q. Roo.- Con 21 y 25 años de participar como capacitadores electorales y preparar a los funcionarios de casilla que reciben el voto durante los procesos federales y locales, Marina y Avelino viven con pasión su lucha por la democracia del país y por fomentar la participación ciudadana en la organización y ejecución de los comicios.

La experiencia no siempre ha sido amable, pues han tenido que enfrentar el mal humor de las personas insaculadas a las que acuden a notificar a sus hogares, pero que los han corrido con improperios.

Sin embargo, ellos desean continuar con esta labor incansable. Ambos coincidieron en que seguirán esforzándose por fomentar la participación de los ciudadanos, ya sea recibiendo el sufragio en las mesas de casilla o depositándolo en las urnas.

Ambos dijeron ser testigos de muchas declaratorias de triunfo para diversas fuerzas políticas, pero a diferencia de los actores, su principal preocupación son los niveles de participación, el de abstencionismo, que supera el 50% de manera recurrente.

Marina y Avelino son parte del equipo que notifica, capacita y apoya a las personas que, mediante un sorteo, son designados para instalar las casillas, recibe, vigila y cuenta los votos emitidos.

Dijeron lamentar que en la actualidad los jóvenes no tengan compromiso con estas tareas cívicas, pero que hay que seguir insistiendo.

UNA LARGA CARRERA

Marina del Carmen Sánchez Montalvo, desde 1998 ha participado como capacitadora Asistente Electoral (CAE) en siete elecciones federales y ocho locales, incluida la que actualmente avanza para diputados en Quintana Roo.

Es ama de casa y está dedicada a la fabricación y venta de productos de repostería y manualidades, con lo que gana dinero para sus gastos personales.

A ella le gusta su labor en el Instituto Electoral porque sus obligaciones le permiten manejar sus tiempos, y puede organizarse para atender su casa y cumplir con las notificaciones y tareas encomendadas.

Cree ampliamente en la democracia participativa y le gusta conocer gente; por ello, aún cuando tiene que caminar grandes distancias y recibir rechazos y hasta insultos, continuará en esas tareas, según advirtió.

Actualmente esta encargada de adiestrar a los insaculados de la zona de Luis Echeverria, Úrsulo Galván y Raudales, al norte de Chetumal; para ello se desplaza más de 30 kilómetros desde de la capital, y utiliza una bicicleta para sus recorridos en las comunidades.

En sus memorias lleva que ha entregado a lo largo de su carrera entre cuatro mil y seis mil notificaciones a igual numero de ciudadanos, ya sea dentro de los procesos federales o locales.

En ese andar, ha enfrenado lluvias, altas temperaturas, personas a las que solo encuentras de madrugada, y hasta agresiones y mordidas de caninos; sin embargo nada le asusta, según señaló.

Ha conocido mucha gente que con gusto la recibe, le abre la puerta, atiende, y ha regalado su amistad, que aún perdura.

Varios ciudadanos son receptivos, y aceptan de buena gana las notificaciones y la capacitación que se les ofrece, básicamente en cuanto a las tareas que deben desarrollar para instalar la casilla y atender a los electores el día de la jornada electoral.

Otros después de escucharlos, son amables al recibir las notificaciones; sin embargo, de manera directa rechazan participar, y dejan abierta la posibilidad de hacerlo en el futuro.

Sin embargo, una tercera parte de los insaculados, o bien se niegan a recibir la documentación y hasta los agreden para que no regrese, o reciben las notificaciones y la capacitación, pero el día de la elección no se presentan.

MáS QUE UN TRABAJO

José Avelino Rodríguez Galván tiene 25 años en estos trabajos, desde 1994 ha participado en ocho elecciones federales y nueve locales.

En el 94 tomó parte por vez primera de la convocatoria y examen para CAE, y por sus amplios conocimientos y preparación fue designado como supervisor de un grupo de trabajo.

Posteriormente, también fue designado para ese cargo, pero declinó a realizar esas funciones y solo aceptó desempeñarse como capacitador de campo; aunque en este proceso electoral local, si aceptó la designación como supervisor, que se ganó por mantener un buen nivel de conocimientos y su preparación en la materia.

Recuerda que en la mayoría de los casos, su trabajo se ubicó en la zona limítrofe con Campeche, y recorría hasta mas de 120 kilómetros para poder cumplir sus labores en comunidades, en donde no había ni agua potable ni energía eléctrica.

Avelino es campesino y ejidatario de Santa Elena, su principal ocupación para ganarse la vida es el fomento y producción de un pequeño rancho de su propiedad. Lamenta que los ciudadanos o electores tengan amplia desconfianza y hasta rencor a los partidos políticos y sus candidatos.

Asegura que la elección local de 2016 y la federal de 2018 abrió esperanza para los ciudadanos, sin embargo, en ambas, las personas comenzaron a manifestar inquietud y descontento.

Eso genera mayor apatía en algún sector de la población, y les cuesta más trabajo para convencerlos y acepten participar como funcionarios de casilla, dijo.

“En algunas zonas somos acusados hasta de fraude electoral y de imponer en los cargos de elección a quienes no cumplen sus promesas de campaña”.

Al igual que su compañera, asegura que esas posturas no lo desalientan, pues por el contrario el reto es convencer a los desconfiados para demostrarles, a través de su participación, que es la gente quien organiza, promueve, deposita, vigila y cuenta los votos que se registran en una jornada de elecciones.

De acuerdo con Avelino, decenas de personas, luego de participar como funcionarios de casilla, se convencen de que sí vale la pena, porque se respeta su aporte, no han observado ninguna anomalía significativa, y la que observan, siempre se atiende apegado a derecho y para beneficio de los electores.

El ahora supervisor electoral asegura que, en 25 años en este campo, ha notificado y capacitado hasta a tres generaciones de electores en una familia, y muchos de ellos continúan siendo sus amigos, con quienes comparte sus aficiones al futbol.

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