No solo los peluditos sirven de fieles compañeros, si no que también poseen grandes aptitudes, que nos pueden ayudar en nuestras relaciones sociales

CIUDAD DE MÉXICO.- No solo los peluditos sirven de fieles compañeros, si no que también poseen grandes aptitudes, que nos pueden ayudar en nuestras relaciones sociales, pues según un estudio realizado por Neuroscience & Biobehavioral Reviews, demostró que los canes tienen la capacidad de detectar y evaluar a las personas que se comportan de manera negativa, es decir que se niegan ayudar a sus dueños o, en otras palabras expresan o actúan con un comportamiento poco empático o grosero.

ESTUDIOS EN HUMANOS

Después de escuchar sobre un estudio que demuestra que los niños de un año pueden sentir cuando alguien está siendo grosero, el sicólogo James Anderson tuvo la idea de hacer una investigación similar en perros. Luego realizó una prueba en la que las personas actuaban de manera descortés frente a los perros para ver cómo respondían.

LEER MáS INFORMACIÓN Revelan que perros de Biden atacaron a un miembro de seguridad de la Casa Blanca

PELUDOS DETECTAN LA NEGATIVIDAD DE LAS PERSONAS

Gracias a un experimento que se realizó en el que un perro observó a su dueño luchar para abrir un recipiente con un juguete adentro.

Después de “no hacerlo”, el propietario presentaba el contenedor a un actor en busca de ayuda, quien se negaba o ayudaba. En otras palabras, tendrían algún tipo de reacción emocional. Luego, se produciría un segundo escenario, donde el propietario estaría luchando por abrir el contenedor y el actor sería completamente pasivo.

SITUACIONES QUE COMPRUEBAN LA CAPACIDAD DE ESTOS ANIMALES

En la situación en la que un actor asistió mientras el otro estaba pasivo, ambos le dieron una golosina al perro y la mascota no tenía preferencia, según New Scientist. Sin embargo, cuando un actor se negó a ayudar mientras el otro estaba pasivo, el perro gravitó hacia el contendiente pasivo. Esto significa que el perro no sintió la diferencia entre alguien que ayuda y alguien que no hace nada, pero entendió cuándo el actor realmente expresó un comportamiento grosero en la situación.

El mismo estudio también probó un escenario similar en monos capuchinos, pero con dos actores sosteniendo tres bolas cada uno. El actor A pidió las bolas al actor B, quien las entregó. Luego, el actor B pidió que le devolvieran las pelotas, y el actor A le devolvió tres en un intercambio igual o ninguna. Al igual que los perros, los monos no tenían preferencia cuando el actor A devolvía las pelotas, pero eligieron al actor B cuando el actor A se negó a hacerlo.