Urgen a reducir el desperdicio de comida
Urgen a reducir el desperdicio de comida

Urgen a reducir el desperdicio de comida, un problema de magnitudes globales que contribuye a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), asegura que cada año se pierde un tercio de la producción mundial de alimentos para el consumo humano. Tan sólo entre la cosecha y el comercio minorista se desperdicia 14% del total.

Esto no implica solo tirar no que no se come, sino también echar a la basura también el trabajo, la inversión y los recurso empleados en la producción.

Como es necesario “reponer” el tercio de alimentos desechados, se requiere producir más, lo cual abona a la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático.

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¿Cómo aprovechar mejor los recursos?

Desperdiciar la comida también es una burla para los cerca de 829 millones de personas que padecen hambre a nivel global, así como para los otras 700 millones que están expuestas a grave inseguridad alimentaria. Por ello, la FAO elaboró una lista con 15 consejos indispensables para abonar a la solución.

Entre estos se encuentran llevar una dieta sostenible con el planeta, es decir, una que genere un impacto ambiental reducido y proteja y respete la biodiversidad y los ecosistemas. Este tipo de planes alimentario son culturalmente aceptables, asequibles económicamente y con un equilibrio nutricional aprobado por expertos.

El organismo recomienda también comprar solo lo necesario, y planificar las comidas o el menú diario o semanal, y almacenar los alimentos correctamente.

La FAO recomienda igual aprovechar las sobras, incluso congelar la comida para retrasar su fecha de expiración.
Otras opciones son reducir el consumo de carnes rojas, ya que su producción es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero y consume más agua.

También aboga por una pesca sustentable, y recomienda consumir especies más abundantes y menos explotadas, como el arenque, en vez del bacalao o el atún.

Finalmente, recomienda luchar contra los mitos alimentarios, como que las frutas y verduras deben cumplir con cánones estéticos, desechando aquellas feas o magulladas.

Redacción